Enrique Pichon Rivière (1907-1977): Recién recibido de médico psiquiatra en la
Universidad de Buenos Aires, gana el concurso como Psiquiatra en el Hospicio de
Las Mercedes. Cuando se hace cargo de su rol no se encierra en un consultorio
para abordar la problemática de la psicosis en un dispositivo del uno a uno.
Observa, a través de la práctica social cotidiana en el Hospicio, que existe
una fractura en el vínculo entre la familia del psicótico y el equipo de
profesionales de la Institución, ello lleva progresivamente al abandono y
segregación del paciente por parte de la familia. Observa una fractura en los
vínculos del equipo de profesionales y entre los pacientes que viven aislados
deambulando por los jardines y corredores del Hospicio. Frente a este
diagnóstico de múltiples fracturas vinculares elabora una estrategia de
re-articulación vincular a través del trabajo en grupo con los enfermeros.
La
estrategia de intervención: podríamos definirla como operación de re-articulación simbólica. Allí donde hay “agujeros”
(silencios, vacíos, fracturas) institucionales, donde hay repetición sin
reflexión (estereotipias), donde hay sufrimiento, introduce un dispositivo
grupal orientado a producir procesos de simbolización y comprueba que sus
efectos de articulación son poderosos (los pacientes “comenzaron a sentirse
bien cuidados” “estos internos mejoraban ostensiblemente su salud mental”
“cuando en los servicios no había más de uno o dos médicos yo llegué a tener en
el mío veinticinco” etc.). Aquí es donde aparece esa estructura que constituirá
su dispositivo privilegiado: el grupo
operativo. La red vincular grupal aparece como la estructura óptima para
acceder a un saber colectivo, un saber que está en acto en la institución, pero
que no se sabe o más precisamente no se sabe que se sabe (“El aprendizaje
de los enfermeros fue sorprendente. Ellos tenían acumulada gran experiencia....
Su dificultad era que no podían conceptualizar, entonces esa experiencia no les
servía de nada”). Así a partir de definir
una tarea (“discutía con los enfermeros
los diferentes casos”) los direccionaba a pensar acerca de su práctica, su acción. Su intervención apunta a lograr una
estructura simbólica subjetiva e institucional más compleja y a partir de una
praxis (la práctica hospitalaria y la reflexión acerca de la misma) interrogar
esos mecanismos repetitivos y ciegos en función de recuperar su direccionalidad
en función de la Tarea hospitalaria, en función de la salud. Sus efectos
eróticos no se hacen esperar, se dan en términos de creación, vitalidad,
entusiasmo en los vínculos, en la participación.
ECRO y Grupo Operativo:
El denomina a su teoría
ECRO. Encierra en este significante toda
su obra y su singular perspectiva psicosocial. ECRO significa Esquema
Conceptual, Referencial y Operativo. Designa un corpus teórico, conceptual,
referido a un sector de lo real -lo intersubjetivo, lo vincular- y tal vez lo
más importante sea: de carácter Operativo. Incluye en su misma definición de
teoría el destino de la misma, su exterior podríamos decir, lo que ella
produce: una transformación de la realidad. Lo Operativo marca y designa la
direccionalidad radical de su teoría: la incidencia en lo real.
Ya en 1946 su condición de genio le hace incluir determinaciones
culturales, histórico-sociales, políticas además de las familiares y edípicas
en la constitución de la subjetividad. Al analizar las fantasías siniestras
presentes en la obra revulsiva del Conde de Lautreamont (1846-1870), un
rioplatense nacido en Montevideo (Rca Oriental del Uruguay), considerado el
precursor del surrealismo, dice: “Durante sus cinco primeros años habrá oído
relatos de degollinas, descuartizamientos, cuyas víctimas eran muchas veces
amigos de su padre” “Habrá (…) oído contar muchas veces el martirio sufrido por
franceses en manos de las fuerzas de los sitiadores”. Se está refiriendo a relatos producidos en el
ámbito doméstico, en el ambiente familiar, a raíz del sitio que sufrió la
ciudad de Montevideo por parte del ejército argentino. (1843-1851).
Muy tempranamente percibe que el uno
del individuo no existe, que todo sujeto es un anudamiento singular de una
compleja trama vincular. Porción compleja de tejido social que denomina situación.
Como señalábamos anteriormente nuestro mundo contemporáneo se
caracteriza por grandes desplazamientos de poblaciones ya sea por hambre o por
guerras. Ello provoca fenómenos de transculturación y la existencia de comunidades
interculturales. Ninguna de estas problemáticas puede ser diagnosticada como
psicopatológica. En todo caso merecerían llamarse sociopatías.
El contexto de cambios turbulentos en el que vivimos promueve la ruptura
de las tramas vinculares que han sostenido la identidad y el proyecto de vida
individual y familiar creando condiciones de permanente incertidumbre.
Estas problemáticas no pueden ser abordadas a través de la internación
de los sujetos, como si se tratara de padecimientos psicopatológicos; ni
tampoco a través de una medicación masiva ni siquiera un proceso terapéutico,
solución, por otra parte, impracticable.
El sujeto de la era globalizada y como producto de esas rupturas
vinculares, es un sujeto en crisis. Necesita por lo tanto reconstruir su
esquema referencial (sus modelos de pensar, sentir y hacer en el mundo) y
encontrar-producir nuevos tejidos sociales que lo alberguen, sostengan y posibiliten
reencontrar un proyecto de vida y una razón para vivir.
Para enfrentar este tipo de problemáticas es que Pichon Rivière proyectó
la formación de Operadores Psicosociales. Profesionales formados en un marco
referencial teórico, metodológico y técnico que visibilice y opere en las
tramas y redes vinculares, y que sean capaces de reconstituir el tejido social
sosteniendo la lógica de la cultura y las vicisitudes subjetivas frente al
cambio. Este profesional es el Psicólogo Social y la disciplina que lo sustenta
es la Psicología Social.
El ECRO de Pichon Rivière es producto de una transdisciplina, una
convergencia de saberes que él denomino epistemología
convergente. Las distintas fuentes teóricas operaron como “cajas de
herramientas”. Tomó de ellas “conceptos
instrumentales” que operaron como herramientas para fundamentar y dar cuenta de
una práctica específica de la Psicología Social: la práctica e intervención en
las prácticas sociales conjuntas, en las tramas vinculares complejas de los grupos,
las organizaciones y las comunidades.
Tal como ocurre en la formación del psicoanalista la experiencia en
Grupo Operativo es ineludible para la formación como Psicólogo Social en el
ECRO pichoniano. La Psicología Social tiene una dimensión transmisible que es
la teoría o el cuerpo conceptual del ECRO y otra dimensión donde solo se pueden
crear las condiciones para que allí emerja un saber que es específicamente un
“saber hacer”.
El Grupo Operativo es un dispositivo que opera como estructura abierta:
su objetivo es pensar lo que ha acontecido en otra parte, en otro escenario: la
clase previa. La estructura abierta es fundamental para sostener una lógica
dialéctica: devenir, contradicciones, proceso, cambio. Las lógicas de clausura
son las que dan lugar a los dogmatismos y a los fanatismos. Son las lógicas que
devienen perversas en las sectas, las cárceles, los conventos etc.
Grupo centrado en la tares: No indaga en las particularidades de cada
integrante como lo haría un grupo terapéutico. Propone una tarea que descentra
a los integrantes del grupo en un objetivo en común. Por ello va a decir que el
modelo del Grupo Operativo es el Grupo Comando. No es el ejército, metáfora que
empleó Freud para explicar la masa. El hecho de estar centrado en la tarea
operativiza ese universal humano que es la rivalidad. Por ello el “yo soy
diferente” a vos que inicia la rivalidad se transforma en “yo pienso diferente
a vos” por lo cual la tarea se enriquece y se enriquecen todos.
La tarea no define un Objeto de conocimiento, define un campo de saber
que emerge más como acontecimiento, como verdad que como un saber elaborado.
Nadie puede predecir qué desarrollo tendrá ese pensamiento colectivo. La
metáfora que mejor se adapta a ese proceso es el de un calidoscopio cuyas
formas son cambiantes, impredecibles, azarosas.
Se trata de una praxis. No es teoría, no es práctica, es pensamiento que
tiende a una verdad. No se trata de declamar un saber previo. Pensar es avanzar
más allá de lo sabido. Alain Badieu plantea que pensar tiene que ver con la
verdad como acontecimiento, como azar. Para este autor el proceso de la verdad
se opone a las series repetitivas “un proceso de verdad interrumpe la
repetición” “Un proceso de verdad tampoco puede anclarse en lo identitario
(Francia para los franceses y por lo tanto persecución a lo no-francés) pues si
bien es cierto que toda verdad surge como singular, su singularidad es
inmediatamente universalizable”. Para Alain Badieu el arte, la ciencia, la
política y el amor identifican los procedimientos de verdad. Plantean las
condiciones de una singularidad universal.
La práctica librada a si misma
tiende a ser mera repetición. Se estereotipa, se burocratiza. Termina
haciéndose porque se hace, porque siempre se hizo así. No es una práctica
interrogada cuestionada. La teoría por la teoría en si tiende a ser una lógica
abstracta que pierde su referencia con la práctica. Termina siendo un juego de palabras ocioso “se trata al
lenguaje no como instrumento sino como un objeto de contemplación, de
delectación o de análisis”. Esta manera de pensar afecta al pensamiento mismo,
afecta al contenido del pensamiento.
El Grupo Operativo es un dispositivo creado para pensar, para producir
desestructuraciones en el saber previo, para producir interrogantes. En este
sentido el Coordinador opera como Sócrates que hace emerger el saber sobre
geometría del esclavo Menón. El arte mayéutica consiste en ayudar a engendrar
pensamientos. Sócrates insiste en que no puede él mismo engendrar, no puede o
no quiere dar su opinión propia sobre los asuntos que trata. Sócrates declara
que esta es su impotencia personal y su potencia interpersonal ya que los
dioses le han impuesto esta tarea: no procrear, sino ayudar a procrear. Por eso
Sócrates no es tanto sabio, como conocedor del arte de engendrar o producir
sabiduría. El método del arte mayéutica, el método socrático consiste en llevar
al interlocutor al descubrimiento de la verdad mediante una serie de preguntas
y la exposición de las perplejidades a que van dando origen las respuestas. El
interlocutor llega por fin a engendrar la verdad, descubriéndola por sí mismo.
La dialéctica, el dialogo es un ingrediente esencial del arte y es en última
instancia el “comadrón de ideas”.
Lo que se produce en el Grupo Operativo es un pensamiento colectivo, un
pensamiento social que es producto de una exteligencia y no de una inteligencia
individual. En el G.O. el pensamiento singular va avanzando hacia un
pensamiento en espiral. Cada integrante es para el otro un oponente-partenaire.
Alguien en el grupo expresa una idea y otro se apoya en esa idea y se
diferencia arrastrando esa idea hacia otra parte y otro integrante a su vez se
apoyará en esta última idea y hará lo mismo. La
dialéctica contradictoria nunca se sintetiza, siempre mantiene una
tensión fértil, operativa. Es que no se trata de producir saberes consagrados,
se trata de pensar, de producir verdad.